Monday, July 16, 2012

Una RTVE ya vista

Otra RTVE está en marcha. Sería una alegría si significase un nuevo proyecto profesional y de futuro, con un renovado servicio público y una apuesta por una radio y una televisión pública más eficiente y austera, enfocada a la rentabilidad social y con claro papel de motor de la innovación y la producción audiovisual. Pero de eso no hay ninguna noticia. Eso sí, otra vez cambian directivos y programas por imperativo político. ¿Para cuándo una radiotelevisión pública independiente como en otros países?

Los partidos son grandes defensores de la independencia de los medios públicos cuando están en la oposición, pero no se recatan en someterlos y entregarse a la propaganda cuando están en el poder. RTVE había conseguido un avance con la última reforma de la era Zapatero, pero la vuelta del PP al gobierno y su imposición para nombrar presidente y consejeros por mayoría, sin acuerdo parlamentario ni social, aborta toda esperanza.

Los primeros pasos de esta RTVE vuelven al cambio de poltronas y a los nombramientos políticos con total desprecio del proyecto social, audiovisual y de futuro. Corre prisa hacerse con el control, no mejorar un servicio público en el que el gobierno no cree, aunque su partido ha sido ejemplo de explotación partidista de televisiones autonómicas y de la RTVE de la era Aznar.

En los telediarios ya se oyen ya los lemas del gobierno y desaparecen los recortes. Se apuran cambios como los informativos –Julio Somoano por Fran Llorente- y el cese de responsables de programas como Juan Ramón Lucas o Toni Garrido. Sería aplaudible si supiéramos a dónde va RTVE, pero de eso, ni palabra. Con el verano por delante hay una oportunidad para plantear un proyecto para la nueva temporada, pero no lo adelantan ni el presidente Leopoldo González-Echenique ni los nuevos responsables de radio y televisión.

La nueva RTVE es el viejo ejemplo del mal endémico de los medios públicos. La política y los nombramientos de afines antes que responder a la sociedad que es su dueño y su público. Otra vez.

Columna en los diarios de Vocento