Friday, October 05, 2012

Datos para entender la crisis de El País

Crisis en El País. Después de varios años de retiros y jubilaciones anticipadas, sobre el diario líder de la Transición se cierne la amenaza de un despido de alrededor de un 30% de su plantilla. El País cambia de era y acomete los mayores recortes de la crisis a pesar de ser el único gran diario nacional que todavía no está en pérdidas frente a los malos resultados de El Mundo y ABC.
Tras la amenaza de ERE y despidos de 21 personas en Cinco Días, como antes en las revistas del grupo, la amenaza de despedir a una cuarta parte de la plantilla de El País después de la reducción de las ediciones locales supone un cambio de etapa en el diario que mayor redacción ha mantenido a lo largo de los años junto a La Vanguardia.
Los datos de El País y de la división de prensa de Prisa ilustran la crisis de la prensa en España y la falta de desarrollo de negocio de un grupo que no ha sido capaz de innovar en productos de papel ni en rentabilizar adecuadamente su edición digital.


La caída de los ingresos de El País, As y Cinco Días ha sido de 129,7 millones de euros en el primer semestre desde que comenzó la crisis (resultados del primer semestre de 2012 frente a los de 2007). Los diarios del grupo han perdido un 43,4% de su negocio en los últimos cinco años, en la media de la prensa española y la publicidad se ha reducido a la mitad.


Los resultados son todavía peores. El resultado operativo de los diarios de Prisa se ha reducido de 71,68 millones de euros en 2007 a 6,49 millones en el primer semestre, una décima parte de lo que ganaba hace cinco años.
El margen de explotación se ha reducido de un 28% en 2007, en las cotas históricas de los buenos años de la prensa, cuando los diarios ganaban alrededor de un 30%, a un magro 3,8% y con perdidas operativas amenazando a final de año como las que ya se han sufrido en algunos trimestres.


La difusión de El País y el resto de los diarios del grupo se ha desplomado. El País ha perdido una cuarta parte de su circulación desde 2008, el  mejor año de la prensa española en difusión.
el deportivo As ha caída un 23% y el económico Cinco Días casi un 30%.


Los datos de prensa de Prisa revelan todo el sufrimiento de los medios impresos durante la crisis y la falta de desarrollo de nuevos negocios.
Durante mucho tiempo se ha confiado en las promociones como único método de sostener la circulación y la facturación, pero la falta de innovación en los diarios ha sido clamorosa.
La compañía dirigida por Juan Luis Cebrián anunció ayer un vuelco en toda la cúpula directiva con el nombramiento de José Luis Sainz como responsable de la prensa y la radio, y por tanto primer ejecutivo de toda el área noticias.


Sainz describía hace unos meses la estrategia del área informativa de Prisa: recortes y ajustes de plantilla y estructura, renovar los perfiles profesionales de los periodistas, convertir a sus lectores en clientes con nuevas formas de rentabilización, invertir en digital y apostar por las tabletas.
Nada que no se oiga en la mayoría de los grandes diarios del mundo. Pero con muy pocas alternativas de negocio en un escenario muy complejo y difícil.
Mientras la convergencia en la redacción y la edición digital han crecido en audiencia y en negocio en internet, donde el liderazgo sigue siendo de Unidad Editorial, el papel no ha dejado de perder lectores y anunciantes. Pero para muchos lo peor es que lo seguirá haciendo por la caída de la calidad, la falta de renovación de su oferta y un desplazamiento ideológico y editorial que confunde a una gran parte de los lectores fieles del diario.
El futuro de la edición digital está en entredicho por la falta de un modelo de negocio claro y las discusiones en la compañías, que llevaron a la dimisión de Gumersindo Lafuente como responsable digital del diario.
Prisa no ha emprendido ninguna de las estrategias de cambio de modelo de negocio más exitosas, como las de la alemana Axel Springer, la noruega Schibsted o incluso el modelo del pago del Financial Times o de Orbyt en España.
La innovación en el papel es inexistente más allá de una dudosa apuesta los sábados por la información rosa y una revista femenina, nichos de publicidad, pero de poco interés para una gran parte de su público, afectado también por la peor crisis económica que se recuerda.
Ninguna de las operaciones de renovación de la oferta para el público más joven, como los casos de Welt Kompakt en Alemania o de I de The Independent en Gran Bretaña se han puesto en marcha.
La visión de los últimos años de El País y del área de prensa de Prisa es de renuncia. A pesar de contar con una de las redacciones más y mejor dotadas de la prensa española, no se ha intentado ninguna de las operaciones y cambio de modelos de negocio y de productos que empiezan a dar resultados en otros mercados. Ni siquiera algunos experimentos de bajo coste que permiten aprender y acumular experiencias válidas para los productos principales.
En El País y en Prisa no existe una política de marcas clara ni de desarrollo de productos en líneas estratégicas de marca, negocio y audiencia.
Como en la mayoría de la prensa española, la rendición ante la fatalidad de la crisis parece irrefrenable. Pero lo que no se ha frenado es la acumulación de ejecutivos y de salarios millonarios que en poco parecen haber contribuido al futuro y desarrollo del negocio editorial.
Si la amenaza de reducir drásticamente la plantilla se cumple, el fracaso de la dirección y de la empresa será todavía más evidente por la falta de apuesta por la innovación y las posibles salidas para una situación que se lleva viviendo mucho tiempo.
Ahora más que nunca los medios necesitan ideas, liderazgo, innovación y un acuerdo entre editores, directivos y profesionales para el desarrollo de los mejores productos y negocios para cada mercado. Las empresas y redacciones deben cambiar y ajustar sus costes, pero es difícil justificar las medidas más dolorosas si el ejemplo corporativo es el contrario.
El País corre el riesgo de convertirse en otro The Guardian, diarios empeñados y encerrados en un modelo insostenible en un mercado deflacionario, con abundancia de oferta y en pleno desarrollo de nuevos productos y negocios.

Actualización | Es el negocio, Cebrián, no la redacción